Lo fundamental en el análisis de sueños es en primera instancia distinguir la perspectiva desde la que se nos está hablando, si es exógena, referida a hechos o personas exteriores o si es endógena, referida al proceso psíquico interno. Para la psique lo más importante es ella misma y por eso muchos de los sueños deben entenderse como autorrepresentación del propio proceso mental. Aunque a veces estas dos perspectivas se mezclan y el sueño puede abordarse como una cebolla con sus diferentes capas en sus distintos niveles de análisis, para la perspectiva endógena o de autorrepresentación del propio proceso de desarrollo psíquico lo fundamental son los arquetipos. Los arquetipos en el sueño son figuras humanas que no representan simbólicamente a sus equivalentes exteriores sino a funciones mentales o instancias dentro de la propia psique. El proceso onírico escoge a las figuras o personas que mejor sirven para representar las distintas partes de sí misma, según el momento, los matices o las circunstancias que se quieran reflejar. Los arquetipos son pues antropomorfizaciones o representaciones humanas de funciones o instancias psíquicas, correspondientes a estructuras o partes, vistas de una manera conceptual abstracta o esquematizadota, por la propia psique respecto de sí misma. El arquetipo, desde esta perspectiva de autorrepresentación es una imagen humana que simboliza una parte la propia psique.
Los principales arquetipos para Jung son el Ánima y el Ánimus, que representan el inconsciente del sujeto. El Ánima es el representante femenino del inconsciente del varón, y el Ánimus el arquetipo masculino que simboliza la mente inconsciente de la mujer. La sombra representa el reverso del individuo, sus cualidades reprimidas, simbolizadas por alguien con una forma de ser opuesta a la del sujeto consciente. La sombra es del mismo sexo que el soñante aunque a menudo representada con cualidades físicas contrarias. La religión está muy presente en los sueños y algunos arquetipos están formados por dioses. El arquetipo del Self o Sí mismo representa el centro de la psique que engloba a la consciencia y el inconsciente, es un centro de unión y cristalización de todos los contenidos, significa las cualidades de bondad y sabiduría y puede aparecer simbolizado por Cristo, Buda, Krishna u otros personajes semejantes. El demonio u otras figuras equivalentes de la religión o la literatura en sujetos normales pueden equipararse al arquetipo de la sombra.
En los sueños de autorrepresentación
de la psique la consciencia aparece bajo la forma del propio sujeto y el
aspecto con el que se muestra y la actitud que tiene ante los otros sujetos o
acontecimientos expresa la actitud consciente del individuo frente a la propia
mente o frente al mundo. Por este motivo Jung destaca la importancia del sujeto
en el sueño, una actitud activa en el sueño significará una actitud activa en
la vida y frente al propio inconsciente.
Los arquetipos del Ánima en el varón
y Ánimus en la mujer son los principales a la hora de representar en sus
distintas formas o apariencias el propio inconsciente del sujeto. El ánima en
el varón representa la mente del soñante. El inconsciente es simbolizado por
una figura de sexo contrario que a veces recibe la apariencia de alguien con un
poder sugestivo como puede ser una novia o enamorada. El sujeto
consciente es representado por el mismo. El soñante representa a su consciencia
como reflejo de sí mismo dentro de la mente y la figura femenina rodeada de una
halo atractivo es la contraparte inconsciente de la psique. Consciente e
Inconsciente, sujeto y esposa, novia o enamorada deben llegar a un entendimiento
o equilibrio compensatorio que facilite las distintas potencialidades de la
persona –conscientes e inconscientes -.
Un segundo arquetipo de relevancia es
la Sombra, que es un reverso del sujeto en el inconsciente, simbolizado por
alguien del mismo sexo pero con cualidades físicas y de carácter opuestas. En
personas normales –buenas- la sombra puede tener relación con figuras como el
Anticristo –falso Sí mismo- o con el demonio (dios-ángel de la sombras).
Ya por aludido seguiremos con otro
arquetipo, símbolo de la unión de la consciencia y el inconsciente, portador de
cualidades de bondad y sabiduría, es el Self o Sí mismo, simbolizado
mitológicamente por figuras como Cristo, Buda o Krishna. El Sí mismo desde un
punto de vista esquemático estructural de la psique es un centro de
interconexión de todos los contenidos que engloba consciencia e inconsciente.
Un arquetipo que no menciona
expresamente Jung pero que desde mi experiencia me parece importante es el del
Espíritu. El espíritu en sus distintas formas o en algunos de sus componentes
puede aparecer bajo la forma de bebé o niño, o de alguien vinculado a nuestra
infancia, o un personaje famoso de grandes cualidades innatas como un campeón
deportivo, y desde una simbología más fantástica bajo la apariencia de perro o
como animal que habla. El espíritu es una parte arcaica y muy colectiva
–conectada- de nuestro sistema psíquico, cumple una
función especial de interconexión y transmisión de conocimientos y emociones
entre miembros de una misma especie –o tal vez especies cercanas-, tiene una presencia difusa pero constante y una influencia no
solo en los aspectos emocionales sino tambien en las cuestiones de destino.
Es por medio de esta parte arcaica más conectada de la
estructura psíquica llamada espíritu que nos llegan no solo conocimientos y
cualidades sino a veces también traumas, miedos y deseos insatisfechos de
nuestros ancestros, bien sean antepasados consanguíneos o simplemente espíritus
de personas muertas que por alguna circunstancia o afinidad han establecido
contacto con nuestro espíritu. El psicoanálisis transgeneracional añade estos
conocimientos al estudio de nuestra estructura psíquica. Es por medio del
arquetipo del espíritu representado simbólicamente dentro de nuestra mente en
los sueños que nos vamos a encontrar informaciones que nos ayuden a tener
presentes y luego disolver algunas de esas influencias espirituales ancestrales
que nos estén pasando una factura innecesaria en nuestras vidas.
No espreciso tener un conocimiento
detallado de Jung para ayudarse de su saber en la interpretación de los sueños. Como trabajos esenciales está su libro “Los
complejos y el Inconsciente”, que es un
buen resumen de su obra. Aunque se sale estrictamente del trabajo
psicoanalítico, el libro “Tipos psicológicos”, realiza una nueva división de la
psique en sus funciones mentales básicas, que después es aplicada a la
interpretación de los sueños. El arquetipo, que puede ser constituido por
diversos personajes, no sólo expresa cualidades del carácter, sino también las
funciones mentales e instancias psíquicas; lo cual juega un papel destacado en
la actividad autorrepresentativa de la mente por medio del sueño.
Las funciones mentales para Jung
descritas en Tipos psicológicos son cuatro, que se oponen dos a dos formando
una tétrada a un estilo pitagórico o alquímico que tanto gustaba al maestro
suizo; Las funciones racionales: Pensamiento-Emoción, y las funciones
irracionales: Sensación-Intuición. Jung considera a la Emoción como función
racional muy acertadamente porque se trata de una valoración lógica de los
acontecimientos, sólo que inconsciente. Podemos cuestionar si la
Intuición no es también función racional; y si a pesar de que las distintas funciones
“orientadoras de la consciencia”, que compiten por tener un mayor peso en las
decisiones del individuo o influir en el carácter del sujeto en su condición
desarrollada-consciente o regresivo-inconsciente, se oponen per se o
simplemente son complementarias. El caso es la genial intuición del psiquiatra
suizo de asimilar las distintas funciones mentales a diferentes arquetipos en
el análisis de sueños .
Según el método asociativo freudiano se toma un elemento aislado del
sueño y se va estableciendo de modo libre todas las asociaciones que surjan,
evitando el juicio crítico pero procurando que vengan determinadas por la
significación dentro de tu mente. Partiendo de cualquier elemento del sueño el
método asociativo puede conducir a sucesos del día anterior o a lejanos
episodios de la infancia, a algo que contaron o fue visto en televisión... Así, tirando de la madeja se
desentrañan ciertos aspectos del sueño. Por supuesto hay que saber acotarlo
para no perderse en una asociación eterna... Como elementos utilizados en el proceso de elaboración del contenido del sueño Freud destaca el desplazamiento de los afectos asociados, la condensación de elementos y la teatralización o expresión mediante parábolas, símiles o sucesos con aspectos en común a la idea que el inconsciente quiere expresar..
Siempre una de la primeras cosas a distinguir es si un
sueño es arquetípico -referido a la propia psique y los personajes aparecidos
no son ellos mismos sino aspectos de nuestra propia mente-, o si lo que cuenta
está en relación con hechos o personas reales. A veces estos dos planos se
solapan y un sueño integra los distintos elementos -el sueño condensa y
desplaza para su elaboración ideas o contenidos previos a un contexto
diferente-. En general el sueño es arquetípico; a la mente lo que el importa es
ella misma y todo es una excusa para reflejar su propio estado y desarrollo.
Por último, hay que tener presente que a veces queremos que el sueño nos diga una cosa
pero él nos dice otra, como mensaje del inconsciente en ocasiones nos
trae precisamente ese punto de vista que no hemos querido tener en cuenta.